Ester aparece como una mujer valiente que marca un hito en la historia de Israel. El libro que lleva como nombre Judit, es visto por algunos analistas como una reescritura del que conocemos como Ester. Desde luego con una notables diferencias. Ester siendo valiente emprendedora, parece asumir un límite y dejar que los varones de su entorno lleven a término la obra.
En lenguaje jurídico diríamos que Ester fue autora intelectual de grandes acontecimientos en la historia de salvación. Lo que resulta muy revolucionario para la época es que a Judit se le presenta como autora tanto intelectual como material. Una mujer que en muchos momentos luce más aventajada en valor y sangre fría que muchos hombres. Astuta, bella, calculadora, llegando incluso a valerse de sus atributos físicos, para conquistar el corazón del tirano enemigo de su pueblo, llevarlo al escenario de una alcoba y empuñando la espada, ella misma, acabarlo, en una etapa de dominación extranjera. ¿Una mujer heroína? Imposible para ellos de asimilar.
Este inusual modelo de mujer hebrea, llevo a que los judíos en su Canon, no aceptaran el libro de Judit, como Inspirado. Tampoco los protestantes lo acogieron. La iglesia católica si lo asumió.
Sea este un reconocimiento a las mujeres de nuestro tiempo, a las heroínas de nuestro entorno que cada vez se abren mas camino en las distintas esferas de la sociedad, en la ciencia, la política, el arte y ni que decir de aquellas que en nuestra iglesia hoy son las primeras en liderar los procesos pastorales de nuestras comunidades. A todas muchas gracias. Hoy como ayer persiste la dificultad, pero a la vez un amplio terreno por conquistar.
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