Siglo XIII
a. C.
|
- En Egipto, ante el crecimiento en número de los descendientes de Jacob, el Faraón Ramsés II decide oprimirlos. Aunque en estos relatos, bien nos aproximamos a la intención del autor sagrado que le interesa la expansión numérica de las familias surgidas de Jacob y la opresión Egipcia, cuyo relato prepara el del éxodo y la Alianza en el Sinaí.
- En ese Contexto, Egipto se fortalece y liberándose de los dominadores extranjeros, decide oprimir a los descendientes de Jacob que albergaba (Ex, 1, 1-7. Ex 1, 8-22. Dt 11, 10. Gn 47, 11)
- Impusieron capataces para oprimirlos con duros trabajos; y así edificaron para el faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés”, nombre de la residencia del Faraón Ramsés II en el Delta, tal mención, lo designa como el Faraón opresor entre los años 1290 – 1224 y da así aproximadamente la fecha del Éxodo.
- Los Israelitas claman a Dios, y Dios escucha su clamor, enviándole a Moisés como líder libertador y profeta. Peregrinan así por el desierto, donde Dios establece la Alianza con ellos y los dirige hacia la tierra prometida, mientras abrazan el compromiso como pueblo de vivir los mandamientos. Así surge Moisés como protagonista de la Liberación, constituyéndose en el líder de la misma.
- Este es el acontecimiento fundacional de la experiencia del Dios Yahvé Liberador para Israel. Las tribus hasta entonces esclavizadas se sienten en el desierto como pueblo escogido de Dios. (Ex 20, 1-21. Ex 14, 15 - 31. Dt 5, 6-22)
Consideraciones para la comunidad que nos lee
Hemos de descubrir que la historia de la Salvación está marcada por "llamados que desacomodan o des-instalan", convertidos a su vez en relatos que se nos ofrecen y que refieren a "salida" y en este caso específicamente a "Éxodo". La Etapa patriarcal daba cuenta de este movimiento en Abraham quién salía de su tierra y de la casa paterna desarraigándose. Ahora será Moisés y toda aquella población la que durante muchos años se apostó en un Egipto que siempre aparecerá como una zona de transito para quién escucha un llamado legítimo de Dios que pone la vida en movimiento, siempre en horizonte hacia la libertad.
Nosotros también podemos considerar estos movimientos, como connaturales a una fe histórica, la fe camina, persigue la libertad, la tierra de la promesa y para ello no invita a ser protagonistas de nuestra propia liberación, ante los variados faraones e imperios que suelen emerger en toda época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario